Revisando los Rincones
Publicado por Mocker , jueves, 11 de agosto de 2011 13:40
Buffalo Springfield: "Buffalo Springfield Again" (1967)
Dentro de un equipo de trabajo siempre existe la competencia. De la cual se puede dividir por un lado en una competencia externa en pos de lograr un objetivo contra otros grupos que compartan los mismos interesentes, mientras que por el otro -quizás el más desgastante- se vislumbra como una competencia interna dentro del equipo con el fin de sobresalir, ser reconocido y ser uno de los principales engranajes de llevar al grupo al objetivo final. Esto último muchas veces suele ser un gran motivador dentro de un equipo ya que todos van a estar poniendo lo mejor de sí dando resultados satisfactorios, sin embargo en muchas ocasiones esta competencia se puede volver en contra, creando individualidades y aumentando egos entre otras cosas negativas que suelen desequilibrar al grupo de su objetivo final.
Esto ocurre en todos los ámbitos de la vida y una vez más el rock no es la excepción -estamos hablando de un ambiente donde los egos a veces no tienen techo- y así existen varios ejemplos de bandas donde la competencia muchas veces se puede volver a favor del grupo pero termina desgastándolo finalizando en algunos casos con su disolución. Uno de los ejemplos más claros es el de Lennon-McCartney donde la competencia entre ellos muchas veces fue beneficiosa mientras que otras ocasiones fue feroz, gran parte de esto último ya en un plano solista de ambos.
Más allá de este ejemplo, existieron infinidad de grupos con ese mismo común denominador, como lo fue la banda Buffalo Springfield. Mucho antes de que Los Simpsons impongan a Springfield dentro del inconciente colectivo de todo el mundo, existió este grupo que debió su nombre no a la localidad, ya que sus integrantes no provenían de allí, sino porque vieron pasar una aplanadora con ese nombre impreso. Dentro de esta agrupación supieron convivir -de la mejor o peor manera- durante unos años y editando tres discos oficiales, tres miembros con un alto grado de competencia individual -apoyado quizás por su juventud- como lo fue Neil Young, Stephen Stills y Richie Furay.
Luego de un primer disco que contenía un sencillo con mucho éxito como fue “For What It´s Worth”, el cual se convirtió en una especie de himno generacional donde retrataba los violentos métodos policiales que se desencadenaron luego de una revuelta estudiantil, llegan a su segundo Lp en una guerra de egos bastante visceral. Esto es tan así que hoy a la distancia y ya habiendo escuchado la obra solista de cada uno de ellos, es fácil reconocer sin mirar en los detalles del álbum, de quien es cada canción. A lo largo de esas diez canciones que contiene el disco se puede apreciar el esfuerzo individual de cada uno de ellos para sobresalir por encima del otro en la composición. Sin embargo, y más allá de que buscaban ganar en protagonismo dentro de la banda, todos colaboraban de la mejor manera incluso en los temas que no eran de su autoría. Por este motivo la crítica posiciona a “Buffalo Springfield Again” como el mejor de su trayectoria, destacando el esfuerzo individual de cada integrante pero obteniendo como resultado final uno de sus mejores trabajos.
De todas maneras, el proceso de grabación de este segundo larga duración no fue el más ameno, ya que además de existir esa tensión competitiva durante la composición, hay que agregarle idas y venidas de algunos miembros como fue el caso Young que abandonó el grupo por unos meses y luego volvió para la grabación de este Lp. Incluso, el coqueteo de algunos otros integrantes, como fue el caso de Bruce Palmer con las drogas duras, motivo que empezó a desgastar la convivencia en los demás. Sin embargo, a pesar de estos contratiempos el grupo pudo corregir su camino y finalizar este material.
El sonido del disco es ecléctico, transita varios estilos musicales, desde el rock hasta el country pasando por el blues, folk y hasta algo de soul. Abre el álbum el tema “Mr Soul”, cortesía de Neil Young el cual tiene un riff muy similar al “Satisfaction” de los Stones. La letra menciona a la industria de la música y la fama que rodea a la estrella de rock. El segundo tema baja los decibeles a cero y nos topamos con el country “A Child´s Claim To Fame” de Furay donde de inmediato entramos en sintonía. “Everydays” de Stills tiene unos aires jazzeros donde la estridente guitarra de Young acompaña el piano de Stills mientas que este hace las armonías junto a Furay. El cuarto tema es otra composición de Young como es la etérea “Expecting To Fly”. La canción esta arreglada por Jack Nitzche el cual además ejecuta el piano. El arreglo de cuerdas de fondo junto a la voz de Young y el falsete de Furay crean un clima de ensueño. Sin dudas es uno de los mejores temas del álbum.
El rock vuelve con “Bluebird” de Stills y por ahora el marcador va empatado 2 a 2 entre Young y Stills dentro las composiciones del álbum. La canción instrumentalmente tiene todo el condimento lisérgico de la época que lo rodeaba. Incluso, por la mitad aparece un banjo dándole un toque country a la canción. Stills da vuelta el marcador y ahora se pone arriba con “Hung Upside Down”, un tema cuyo ritmo lo pone la guitarra Fuzz de este y el cual cuenta con un buen sólo por parte de Young.
Todo el rock urgente de los últimos dos temas es frenado por la dulce balada acústica “Sad Memory” de Furay. El próximo tema es el soulero “Good Time Boy”, compuesto por Furay pero el cual cede la voz principal al baterista Dewey Martin, ya que tiene una coloratura más aguardentosa, puntal preciso para una canción que podría estar sin sonrojarse en cualquier performance de James Brown. La cuarta composición de Stills es “Rock & Roll Woman” un tema que tiene muy buenas armonías vocales a cargo de este junto con Young y Furay, las cuales presagian lo que luego haría el grupo Crosby, Stills & Nash cuando el segundo integrante de este último decida separarse de los Buffalo Springfield. El disco cierra con “Broken Arrow” de Young, el cual es un tema que tiene cierta similitud, salvando las distancias, con el “A Day in The Life” de los Beatles por su construcción instrumental y psicodélica. Comienza con unos ruidos de voces de público y a la mitad del tema también vuelven esos cuchicheos y le dejan paso a un ritmo marchoso.
El resultado final es 4 para Stills, 3 para Young y 3 para Furay, un indicio bien marcado de la competitividad que había entre ellos en pos de ganar “espacio” en el disco. Luego de “Buffalo Springfield Again” vendría un tercer disco más y la separación donde cada uno toma diferentes caminos. Stills se reúne con David Crosby de The Byrds y Graham Nash de The Hollies para formar Crosby, Stills & Nash, mientras que Neil Young se les uniría luego y tendría una gran carrera solista la cual la conserva hasta el día de hoy, mientras que por su parte Furay formaría el grupo Poco de Country y Folk. El tiempo -que todo lo cura- limaría esas asperesas y animos de competencia negativa juntándolos más de una vez sobre un escenario en diferentes performances y acontecimientos.
Esto ocurre en todos los ámbitos de la vida y una vez más el rock no es la excepción -estamos hablando de un ambiente donde los egos a veces no tienen techo- y así existen varios ejemplos de bandas donde la competencia muchas veces se puede volver a favor del grupo pero termina desgastándolo finalizando en algunos casos con su disolución. Uno de los ejemplos más claros es el de Lennon-McCartney donde la competencia entre ellos muchas veces fue beneficiosa mientras que otras ocasiones fue feroz, gran parte de esto último ya en un plano solista de ambos.
Más allá de este ejemplo, existieron infinidad de grupos con ese mismo común denominador, como lo fue la banda Buffalo Springfield. Mucho antes de que Los Simpsons impongan a Springfield dentro del inconciente colectivo de todo el mundo, existió este grupo que debió su nombre no a la localidad, ya que sus integrantes no provenían de allí, sino porque vieron pasar una aplanadora con ese nombre impreso. Dentro de esta agrupación supieron convivir -de la mejor o peor manera- durante unos años y editando tres discos oficiales, tres miembros con un alto grado de competencia individual -apoyado quizás por su juventud- como lo fue Neil Young, Stephen Stills y Richie Furay.
Luego de un primer disco que contenía un sencillo con mucho éxito como fue “For What It´s Worth”, el cual se convirtió en una especie de himno generacional donde retrataba los violentos métodos policiales que se desencadenaron luego de una revuelta estudiantil, llegan a su segundo Lp en una guerra de egos bastante visceral. Esto es tan así que hoy a la distancia y ya habiendo escuchado la obra solista de cada uno de ellos, es fácil reconocer sin mirar en los detalles del álbum, de quien es cada canción. A lo largo de esas diez canciones que contiene el disco se puede apreciar el esfuerzo individual de cada uno de ellos para sobresalir por encima del otro en la composición. Sin embargo, y más allá de que buscaban ganar en protagonismo dentro de la banda, todos colaboraban de la mejor manera incluso en los temas que no eran de su autoría. Por este motivo la crítica posiciona a “Buffalo Springfield Again” como el mejor de su trayectoria, destacando el esfuerzo individual de cada integrante pero obteniendo como resultado final uno de sus mejores trabajos.
De todas maneras, el proceso de grabación de este segundo larga duración no fue el más ameno, ya que además de existir esa tensión competitiva durante la composición, hay que agregarle idas y venidas de algunos miembros como fue el caso Young que abandonó el grupo por unos meses y luego volvió para la grabación de este Lp. Incluso, el coqueteo de algunos otros integrantes, como fue el caso de Bruce Palmer con las drogas duras, motivo que empezó a desgastar la convivencia en los demás. Sin embargo, a pesar de estos contratiempos el grupo pudo corregir su camino y finalizar este material.
El sonido del disco es ecléctico, transita varios estilos musicales, desde el rock hasta el country pasando por el blues, folk y hasta algo de soul. Abre el álbum el tema “Mr Soul”, cortesía de Neil Young el cual tiene un riff muy similar al “Satisfaction” de los Stones. La letra menciona a la industria de la música y la fama que rodea a la estrella de rock. El segundo tema baja los decibeles a cero y nos topamos con el country “A Child´s Claim To Fame” de Furay donde de inmediato entramos en sintonía. “Everydays” de Stills tiene unos aires jazzeros donde la estridente guitarra de Young acompaña el piano de Stills mientas que este hace las armonías junto a Furay. El cuarto tema es otra composición de Young como es la etérea “Expecting To Fly”. La canción esta arreglada por Jack Nitzche el cual además ejecuta el piano. El arreglo de cuerdas de fondo junto a la voz de Young y el falsete de Furay crean un clima de ensueño. Sin dudas es uno de los mejores temas del álbum.
El rock vuelve con “Bluebird” de Stills y por ahora el marcador va empatado 2 a 2 entre Young y Stills dentro las composiciones del álbum. La canción instrumentalmente tiene todo el condimento lisérgico de la época que lo rodeaba. Incluso, por la mitad aparece un banjo dándole un toque country a la canción. Stills da vuelta el marcador y ahora se pone arriba con “Hung Upside Down”, un tema cuyo ritmo lo pone la guitarra Fuzz de este y el cual cuenta con un buen sólo por parte de Young.
Todo el rock urgente de los últimos dos temas es frenado por la dulce balada acústica “Sad Memory” de Furay. El próximo tema es el soulero “Good Time Boy”, compuesto por Furay pero el cual cede la voz principal al baterista Dewey Martin, ya que tiene una coloratura más aguardentosa, puntal preciso para una canción que podría estar sin sonrojarse en cualquier performance de James Brown. La cuarta composición de Stills es “Rock & Roll Woman” un tema que tiene muy buenas armonías vocales a cargo de este junto con Young y Furay, las cuales presagian lo que luego haría el grupo Crosby, Stills & Nash cuando el segundo integrante de este último decida separarse de los Buffalo Springfield. El disco cierra con “Broken Arrow” de Young, el cual es un tema que tiene cierta similitud, salvando las distancias, con el “A Day in The Life” de los Beatles por su construcción instrumental y psicodélica. Comienza con unos ruidos de voces de público y a la mitad del tema también vuelven esos cuchicheos y le dejan paso a un ritmo marchoso.
El resultado final es 4 para Stills, 3 para Young y 3 para Furay, un indicio bien marcado de la competitividad que había entre ellos en pos de ganar “espacio” en el disco. Luego de “Buffalo Springfield Again” vendría un tercer disco más y la separación donde cada uno toma diferentes caminos. Stills se reúne con David Crosby de The Byrds y Graham Nash de The Hollies para formar Crosby, Stills & Nash, mientras que Neil Young se les uniría luego y tendría una gran carrera solista la cual la conserva hasta el día de hoy, mientras que por su parte Furay formaría el grupo Poco de Country y Folk. El tiempo -que todo lo cura- limaría esas asperesas y animos de competencia negativa juntándolos más de una vez sobre un escenario en diferentes performances y acontecimientos.