Popcorn

Publicado por Mocker , jueves, 17 de febrero de 2011 1:47

Roy Orbison: "Black & White Night"

Blanco y negro, dos colores antagónicos. Para nuestra cultura occidental el blanco significa la pureza, la luz y la vida, mientras que el negro es todo lo opuesto, representa lo oculto, lo oscuro y la muerte. Si llevamos estos dos colores a cualquier faceta artística, pintura, fotografía o al cine, le da a la obra cierta profundidad, misterio y crudeza, entre otras cosas que con otros colores no sería quizás tan bien apreciada ni podría causar el impacto que el artista quiso buscar o transmitir. Muchas veces el blanco y negro esta asociado con lo viejo y fuera de moda, sin embargo muchos artistas juegan con esto para darle otra textura a su obra. Entrando ahora sí al ámbito musical, el especial para TV que se filmó en 1988 llamado “Roy Orbison - Black & White Night” donde contaba con la presencia del primer mencionado rodeado por varios músicos-amigos fue grabado íntegramente en blanco y negro. Esto no es un detalle menor, ya que para finales de los ´80 la cadena americana de música MTV pasaba los videos de los artistas de moda, con sus colores chillones y tratando de ser estos lo más “futuristas” posibles. Incluso no esta demás mencionar que durante estos años Roy Orbison resurgió casi del ostracismo para las generaciones más jóvenes al juntarse con Tom Petty, Bob Dylan, George Harrison y Jeff Lyne -ningún jovencito vale aclarar- para formar parte de los Traveling Wilburys. Los cuales más allá de apuntar a un público ya maduro tenían además de buenos temas, toda la publicidad atrás bancada por la compañía discográfica. Esta banda supo darle el lugar más que merecido y por lejos ganado a Roy Orbison y fue el reconocimiento final que necesitaba su carrera.

Volviendo a “Black & White Night”, quizás se decidió que fuera en blanco y negro, para transportarte imaginariamente o de forma musical hacia un pasado que por obvias razones no se podía volver atrás pero que catapultado por la música de Orbison si estaba muy cerca de hacerlo. Por otra parte, “The Big O” siempre tuvo ese halo de misterio que conjugaba a la vez con cierta inocencia, romance y drama en su música, potenciado esto quizás por sus grandes gafas negras y su vestir tan parco. El blanco y negro no podrían encajarle mejor a Orbison, no había otros colores, esos eran suyos, no sólo en su música, sino también en su vida personal, sin grises y llena de tragedias como la temprana muerte en un accidente de transito de su primer esposa Claudette -el tema de su factoría se debe a ella- y la de dos hijos que murieron en el incendio de su casa familiar en Tennesse en 1968.

El especial de TV fue filmado el 30 de Septiembre de 1987 en el Hotel Ambassador de Los Ángeles y transmitido por primera vez en TV el 3 de Enero de 1988, meses antes de la muerte de Orbison en Diciembre de ese mismo año.
A la cita musical se hicieron presentes muchos músicos-amigos de Orbison como Glen Hardin en piano, James Burton en guitarra, Jerry Scheff en bajo y Ronnie Tutt en batería, los cuales eran la banda soporte que acompañó a Elvis Presley desde 1969 hasta su muerte en 1977. Pero los artistas invitados más conocidos fueron Bruce Springsteen (guitarra) -se encontraba en el pico máximo de reconocimiento y popularidad- , Jackson Browne (coros), Elvis Costello (guitarra acústica y armónica), Tom Waits (órgano eléctrico y guitarra acústica) y J.D. Souther (coros) entre otros. Mientras que el crédito femenino para las vocalistas de fondo fueron Bonnie Raitt, Jennifer Warnes y K.D Lang. Incluso, entre el público presente se puede apreciar a músicos y actores como Billy Idol y Patrick Swayze. De todas maneras, sería injusto no mencionar a T-Bone Burnett que produjo la orquesta de fondo que le da ese aire y esencia justa que llevan las tan delicadas canciones de Orbison. Si hay que destacar a los artistas fuera del excelente Orbison los laureles se los llevan la gran performance de Springsteen -se lo ve muy a gusto de participar de este homenaje-, Tom Waits -que sale de su papel de pianista-historiador errante- y el guitarrista líder James Burton.

La lista de temas repasa parte de la discografía de Orbison y obviamente todos sus grandes éxitos como “Only The Lonely”, “Oooby Dooby”, “The Comedians”, “In Dreams”, “Crying”, “Uptown”, “Candyman”, “Mean Woman Blues“, “Down The Line” y “Oh Pretty Woman” entre otros. Justamente esta última canción, quizás la más conocida de Orbison por ser luego la banda de sonido del film “Mujer Bonita”, cuenta con un duelo de solos de Burton y Springsteen que fue nominado a un Grammy a la mejor actuación en vivo.
Por su parte, las canciones “Blue Bayou”, “Claudette” y “Blue Angel” fueron grabadas pero no se incluyeron en la transmisión original en TV. Sin embargo todas estas canciones están incluidas en la versión en DVD.
Por último sólo queda recomendar este buen material que nos brinda Roy Orbison y que por unos minutos nos sacan fuera de la cotidianeidad y nos llevan al pasado, a ver todo en blanco y negro, a poder sentir entre estos dos extremos el sentimiento de la música, el mismo con el cual cantaba Orbison sus canciones.


"Oh Pretty Woman"




"Crying"


"Claudette"


"Only The Lonely"

Made in: Argentina

Publicado por Mocker , martes, 8 de febrero de 2011 13:30

Manal: "Manal" (1970)

Blues Rioplatense. Esta es la definición exacta que pinta de cuerpo entero la música y el estilo compositivo de Manal, una de las bandas insignia de ese “triangulo” básico de grupos de comienzos de nuestro rock argentino. Sabemos que el Blues como genero musical es único y tuvo su génesis en el Delta del Río Mississippi, sin embargo como cualquier inclinación artística puede mutar mas o menos arraigando tradiciones y/o costumbres según el punto geográfico donde se ejecute esa música. El sonido de Manal era un gran deudor del Blues de Chicago de los ´50, un Blues Urbano, con el que Javier Martínez, baterista y cantante del grupo se sintió identificado, tomando como espejo a los grandes Bluesmen de esa época pero poniendo su sello “argentino” a su música. Este sello del que se hace mención queda de manifiesto en la forma compositiva de Martínez, donde en temas como “Avellaneda Blues” o “Avenida Rivadavia”, además de mencionar explícitamente lugares de Buenos Aires, es una radiografía exacta, casi tanguera y para ser más explícitos porque no también Discepoliana, del día a día de nuestra sociedad.

A la distancia muchos ponen como virtud principal esta facilidad con la que tenía el grupo para contar historias costumbristas, de barrio y bien nuestras, dentro de una música que para esa época, finales de los ´60, aún se encontraba muy lejana salvo el furor mundial de la Beatlemanía. Sin embargo, no hay que dejar de lado la destreza musical con la que contaban los tres integrantes ya que para ese entonces no había mucha información sobre los grupos extranjeros, su forma de ejecución de los instrumentos y su técnica de grabación. Un mérito más para ellos y para el novel sello grabador Mandioca, que impulso esta incipiente movida dándole el apoyo artístico y económico a unos jóvenes que a su forma querían impulsar un cambio de pensamiento.

La inquietud por parte de Javier Martínez de investigar el sonido de los grandes Bluesmen, se debía a una actitud de exploración y búsqueda de su parte por lograr conseguir el registro vocal como si fuera un negro. Sus técnicas, quizás rudimentarias, de practicar cantando a los gritos para desgarrarse la voz y conseguir el registro exacto surtieron efecto y esto queda demostrado en las grabaciones de sus discos. Sin embargo, el sólo formaba un tercio de Manal, el resto lo completaba Alejandro Medina en el bajo, que ya tenía una experiencia lograda por los circuitos under y por haber grabado un disco con el grupo Beat The Seasons antes de unirse a Manal. Completaba el trío un muy joven Claudio Gabis, que con sólo 17 años ya había conseguido una gran técnica para tocar la guitarra. Mérito que le valió haber sido “prestado” a la primera formación, de corte psicodélico, de Los Abuelos de La Nada, para grabar el simple “Diana Divaga”. Luego Gabis volvería a Manal ya que en su reemplazo y como guitarrista fijo ingreso Pappo a Los Abuelos, pero eso ya es otra historia.

Unas líneas más arriba se mencionó que no existía por estos lados mucha información musical de lo que se venía haciendo tanto en EE.UU como en Inglaterra, los dos grandes mercados musicales, sin embargo, los pocos que contactaban con esa suerte de poder investigar y adquirir material anglosajón explotaban sus conocimientos al máximo marcando la diferencia de inmediato. Esto les sucedió a varios grupos de los ya consagrados y Manal no fue la excepción. Sin ir más lejos, antes de llamarse de esa forma el nombre del grupo era Ricota, una palabra para nada comercial que luego por pedido de Jorge Álvarez del sello Mandioca los obligo a cambiarlo por Manal. Sin embargo, ese nombre repostero fue la respuesta a uno de los grupos de moda de mediados de los ´60 como fue Cream, dejando en claro que Martínez y Cía miraban atentamente lo que sucedía “afuera”. Incluso, otro furor por esos años eran los power-tríos como Cream, Jimi Hendrix Experience etc, y los Manal no quisieron ser la excepción.

El primer disco de Manal, más conocido como el de La Bomba, se editó en 1970 siendo uno de los últimos dentro de esos primeros grupos que comenzaron a forjar la historia de nuestro rock. Aprovechando el espaldarazo que significo el simple “La Balsa” de Los Gatos, y su primer disco que sirvió para presentar en sociedad esa nueva música de estos inquietos jóvenes, los Manal con su primer Lp deciden dejar de manifiesto que se podía cantar Blues en castellano y no morir en el intento.

El primer tema con el que arranca el disco es “Jugo de Tomate”, bien directo, sostenido por una base firme en la batería de Martínez con sus juegos en los tones, mientras que la guitarra y armónica de Gabis le daban el color necesario al tema. Luego de un comienzo a puro ritmo viene “Porque Hoy Nací” un tema de corte existencialista en su prosa, marcado por una instrumentación oscura y misteriosa sostenida sólo por la voz con efectos guturales de Martínez, una guitarra tirando acordes y el órgano de Gabis. Para “Avenida Rivadavia”, Martínez le deja el lugar de la voz principal a Medina, sin embargo la letra se la debemos al primer citado que en la composición logra unir el Blues con las costumbres bien porteñas. Antes de cerrar la cara A del Lp llega “Todo el Día me Pregunto”, el tema de corte más blusero que tiene el disco y uno de los puntos más fuertes que tiene el álbum.
El lado B del Lp abre con “Avellaneda Blues” un tema con cierto tinte jazzero en su construcción musical y una prosa casi tanguera para retratar una viñeta de corte costumbrista, porteña y callejera.

Vía muerta, calle con asfalto siempre destrozado. / Tren de carga, el humo y el hollín están por todos lados. / Hoy llovió y todavía está nublado.

Sur y aceite, barriles en el barro, galpón abandonado. / Charco sucio, el agua va pudriendo un zapato olvidado. / Un camión interrumpe el triste descampado.

Luz que muere, la fábrica parece un duende de hormigón / y la grúa, su lágrima de carga inclina sobre el dock. / Un amigo duerme cerca de un barco español.

Amanece, la avenida desierta pronto se agitará. / Y los obreros, fumando impacientes, a su trabajo van. / Sur, un trozo de este siglo, barrio industrial.


Otro de los puntos altos del disco es “Una Casa Con Diez Pinos”, que se presenta como una canción con mucha impronta en la voz de Martínez y ejecutada con mucha personalidad y firmeza, separándose de la ortodoxia blusera para coquetear con la construcción roquera de los grupos anglosajones contemporáneos que se animaban a la exploración. Por su parte, la letra hablaba sobre el exilio espiritual en búsqueda de lo natural alejándose de lo material y acercarse a lo simple y primordial. Cierra el trabajo “Informe de un Día”, que al igual que la canción anterior, abre el juego a nuevas texturas musicales tanto instrumentales como vocales. Esta exploración musical, los lleva a que en la mitad del tema se larguen con una jam y distintos solos de cada uno, interpretaciones que empezaban a ser cada vez más habituales dentro de los grupos anglo de moda.

Luego de este disco vendría “El León” de corte más roquero, sin embargo no es casualidad que el disco de La Bomba se encuentre dentro de los mejores en cualquier enciclopedia de Rock Argentino. Más bien se trata de una causalidad, ya que desde lo musical en su interpretación vocal e instrumental, pasando por la prosa de sus letras hasta llegar a la muy buena grabación del disco -llevó más de 130 horas de grabación, todo un récord para esos días- hacen que este primer Lp, sea considerado el primer registro de Blues en castellano, y para ser más precisos, Rioplatense.

El Infaltable

Publicado por Mocker , martes, 1 de febrero de 2011 11:44

Suicide: "Suicide" (1977)

Electro Rock y/o Electro Punk son dos estilos musicales que se empezaron a oír de forma más frecuente desde comienzos de siglo y mucho más a partir de ésta nueva década. Estilos que están en boga en los mercados más fuertes de Europa y también de EE.UU cuando decide apartarse de su niño mimado llamado Hip Hop. Esta mezcla de dos corrientes musicales que en su momento podían llegar a ser antagónicas se va acortando cada vez más en la brecha de las diferencias para unificarse y generar una propia movida tomando conceptos, instrumentos y posturas de cada uno de ellos sin renegar uno del otro. Esto obviamente genera no sólo un amalgamiento en cuanto a sonido sino también un acercamiento de diferentes tipos de público que ven con buenos ojos la electrónica pero que también no les resulta indiferente el rock.

Bajo este concepto de unir estilos existen desde hace ya mucho tiempo infinidad de grupos que pueden ir desde The Prodigy, pasando por los franceses Rinocerose o Daft Punk, hasta llegar a los contemporáneos The Kills o Crystal Castles sólo por citar algunos. Sin embargo, esta movida que hoy puede resultar tan moderna o futurista debe mucho al Synth Pop de los ´80 y aún más al Kraut Rock de Alemania (Kraftwerk, NEU, Faust) que bajo su ritmo machacante y reiterativo, crearon una escena y un sonido particular que sirvió de inspiración para muchos grupos futuros de Rock Industrial. Incluso si seguimos yendo al pasado para buscar los comienzos de esa primitiva música “electrónica” podemos encontrar en la década del ´60 grupos como White Noise o Silver Apples que hoy por hoy se los considera de culto por ser uno de los primeros que cambiaron los instrumentos convencionales por osciladores. De todas las bandas que se nombraron, cada una aportó en mayor o menor medida su granito de arena para crear el actual Electro Rock/Punk, sin embargo, uno de los grupos que sin lugar a dudas dejó una gran impronta fueron los Suicide. La banda estaba conformada por sólo dos integrantes -otra similitud con los grupos actuales-, los cuales dejaron de lado los instrumentos convencionales del rock (batería, guitarra) para sólo tener máquinas de ritmo, teclados y efectos vocales -otra coincidencia-, todo esto acompañado de una actitud punk, desafiante y provocativa -otra semejanza aunque hoy por hoy dentro de la industria musical en los grupos contemporáneos esto puede verse como sólo una pose-.

El arreglador Martin Rev y el cantante Alan Vega grabaron su primer Lp en 1977, en plena explosión del Punk siendo incluso -si quiere- más radicales por el concepto de presentarse a tocar una primitiva, oscura y rústica música electrónica cuando todos los grupos que los rodeaban, Ramones, Dead Boys, Johnny Thunders and The Heartbreakers, Blondie, etc. giraban en torno al formato canción. Era tanto el desconcierto que despertaban los Suicide en escena que durante un recital en el cual se presentaban como teloneros de Elvis Costello fueron abucheados arrojándoles sillas y botellas ante la falta de comprensión de una música que se encontraba desubicada o adelantada en su tiempo para la mayoría del público expectante. A todo esto, hay que agregarle el nombre de la agrupación que más allá de que para finales de los ´70 el rock ya había dejado su inocencia y sus pantalones cortos hace rato, causaba cierta urticaria al ser acompañado por la tapa de ese primer disco donde sobre un fondo blanco aparecía el nombre del grupo dibujado en sangre. Sin embargo, sería injusto no reconocer que ese caldo de cultivo que luego se decidió poner bajo el rótulo de Punk Neoyorquino tenía a muchos grupos que se abrieron dentro de la escena artística como Television, Talking Heads y toda la escena No Wave que renegaba de la comercialización de los grupos ya que pensaban que perdían su identidad al enfilarse dentro de la futura nueva niña mimada llamada New Wave.

Los Suicide si en su momento eran un “bicho” difícil de encasillar dentro de una escena cuando lanzaron su primer disco, es fácil ya pensar del rechazo y el poco lugar que tendrían antes de la edición de este ya que venían tocando hace mas de 5 años. Toda la estética y sonido minimalista fueron puestos de manifiesto por los Suicide y generaron con esto su propia revolución Punk. Desde el sonido repetitivo y reiterativo de sus bases musicales, hasta los gritos por momentos eufóricos y los susurros casi prohibidos de Alan Vega, se mezclaban con las actuaciones incendiarias del grupo donde la violencia verbal y física se expresaba de forma directa sobre el escenario y abajo del mismo. Mucho de esto se debía a la poca comprensión por las diferencias musicales que existían entre grupo/público creando una relación amor/odio entre estos, ya que los mismos que los atacaban eran los que querían lo “nuevo” y salirse de lo ya establecido, crear algo innovador y patear el tablero de lo ya dispuesto.

El disco abre con “Ghost Rider” un electro-psichobilly que influenció a muchas bandas oscuras de los ´80, ya desde el primer tema se puede apreciar el ambiente tenso, oscuro y asfixiante que genera el sonido de los Suicide. Ritmos repetitivos disparados de sus maquinas de percusión, teclados psicodélicos y una voz entre etérea, cruda y primal que acompañada de gritos creaba un ambiente. Esto mencionado queda de manifiesto también en “Rocket USA”. El tercer tema, “Cheree” fue lanzado como simple y se desprende cómo una canción electrónica dulce, casi como el “Sunday Morning” de los Velvet Underground pero prohibido. “Johnny” al igual que “Ghost Rider” tiene una estructura de Rockabilly pero con ritmos electrónicos. Por su parte “Girl” tiene ese halo de prohibido por los gemidos de Vega además de tener un teclado cuyo sonido Farfisa lo vuelven un tema que sacando la parte electrónica podría estar en cualquier banda de los ´60. “Frankie Teardrop” es un tema que tiene un sonido base y arriba Vega casi recita una historia extrema, de una persona que no puede llegar a vivir dignamente por la falta de dinero, trabajo y decide poner fin a la vida de su hijo y esposa asesinándolos de un disparo para terminar con su vida de la misma forma. Todo este relato asfixiante es acompañado de gritos desgarradores por parte de Vega. Si este tema no es demasiado extremo para el final de década de los ´70, nada lo será. El Lp cierra con “Che”, un sonido que recuerda al citado Kraut Rock alemán donde se puede apreciar un chelo y la etérea voz de Vega. Así finaliza un disco prohibido para su época, que pasó casi desapercibido en cuanto a ventas y reconocimiento popular, pero que sin embargo sembró la semilla a los futuros grupos de Rock Industrial o Space Rock entre otros estilos, como así también de los nuevos Electro Rock/Punk.

Por último, más arriba se mencionó de una presentación caótica que tuvieron los Suicide en Bélgica cuando fueron soporte del grupo de Costello. Bien, dicho concierto se encuentra disponible para algún interesado en la reedición doble en formato CD que tuvo el primer disco de los Suicide, donde además de contar con esto trae algunos simples anteriores a la salida del Lp y una actuación en el CBGB de 1977.