El Infaltable

Publicado por Mocker , miércoles, 8 de mayo de 2013 15:26

Alice Cooper: "Love It To Death" (1971)

El rock, como tantas otras expresiones artísticas, se disfruta también desde lo visual, desde los ojos. Se dice, y esto es un gran acierto, que todo lo que ve nuestra retina queda grabado en nuestro subconsciente, y una sensación o sentimiento que nos puede producir algo, se magnifica o por el contrario se reduce en nuestro concepto o idea que se tenía sobre algo. Lo visual, en este caso las presentaciones del o los artistas siempre fueron una pata importante del sostén musical en la venta de una canción, Lp etc. Incluso el arte de tapa como concepto ya casi a finales de los ´60 se imponía como una garantía de venta de un producto, pero eso ya es otra historia. Las presentaciones en vivo en muchos casos terminaban siendo más importante que el mismo disco que se ejecutaba. Presentaciones incendiarias como las de Arthur Brown, rompedoras de instrumentos como las de The Who, psicodélicas como las de The Move o con ambientaciones de terror de cine clase B como las de Screaming Lord Sutch son sólo algunos primeros ejemplos de artistas que llevaban a la máxima expresión la ejecución de sus temas sobre el escenario. 

Entender que las presentaciones en vivo de un artista de rock es dar un espectáculo y entretener al público fue una premisa que fue tomando cada vez más fuerza dentro de algunos grupos y en muchas ocasiones esto fue casi el leitmotiv de ellos que hicieron o encaminaron su carrera en base a esto. Poder definir con ciencia cierta quien fue el primero en traspasar la barrera de lo meramente musical y unirlo con lo visual sería una tarea casi quijotesca y hasta innecesaria. Lo que si se puede asegurar es quienes fueron esos primeros y/o más importantes grupos de este género. 

A fines de los ´60 hubo una agrupación comandada por el ignoto Vincent Damon Furnier, más conocido luego bajo el pseudónimo de Alice Cooper -tomando el nombre de su grupo como propio- que hoy a la distancia se la ubica como los más fieles exponentes del ¿¡Shock Rock!?. Este genero más allá del nombre sirve para ejemplificar que su sonido estaba bien marcado por un sentido teatral, ya que se subían al escenario maquillados bajo un aspecto siniestro -hoy serían casi unos bebes de pecho- y unas presentaciones muy provocativas que incluían ejecuciones con guillotina, sillas eléctricas, serpientes, cuchillos, sangre artificial y fuego por doquier. Alice Cooper quería personificar o rendir un tributo a sus gustos no sólo musicales sino de cine o literatura oscura y de terror, casi como una visión romántica del asunto en lo más puro de la palabra.

Sin embargo, el personaje de Alice Cooper no nació de la noche a la mañana o mejor dicho de la noche a la noche sino que se fue forjando con el correr de los años, las estéticas contemporáneas que lo rodeaban -el Glam Rock- y los sonidos o estilos musicales que empezaban a aparecer -el Hard Rock-, fueron algunos de los ítems que forjaron su personalidad que aún hoy mantiene vigente. Los dos primeros Lp´s del grupo cuando el nombre de Alice Cooper aún encumbraba a la agrupación y no al personaje, son dos trabajos que los encontraba erráticos, sin poder hacer pie de forma precisa ya que su estilo musical era un híbrido de la Psicodelia y la música Experimental circa Frank Zappa -esos álbumes se grabaron en el estudio de él- y aún los encontraba bien lejos del típico sonido que los volvió famosos. De todas maneras, ya la personalidad y la estética de Furnier comenzaba a mutar al igual que el sonido de la agrupación y se podría indicar que el puntapié inicial de esa transformación es en su tercer larga duración llamado “Love It To Death” (1971). Luego vendrían discos con una estética cada vez más marcada -maquillajes incluidos- como en “Killer” (1971), “School´s Out” (1972) o “Billion Dollar Babies” (1973), pero el punto de inflexión de su carrera es con su tercer Lp.   

En “Love It To Death”, Alice Cooper abrazó con fervor el Glam Rock que estaba en etapa de pleno ascenso y algo del Hard Rock que ya a fines de los ´60 se hacía sentir en agrupaciones como Led Zeppelin o Black Sabbath. Ya desde el comienzo, con “Caught in a Dream” -uno de los temas más queridos dentro de su discografía-, abre un Lp que se distancia ya desde su riff inicial con todo lo realizado anteriormente. Con una estructura bien de rock and roll, muy emparentada con el venidero “Sticky Fingers” (1971) de los Rolling Stones abre un nuevo espectro sonoro dentro de la banda, algo más bailable si se quiere, con más actitud y diversión alejándolos de la experimentalidad de sus primeros Lp´s. El siguiente tema es uno de los clásicos por excelencia dentro del repertorio de Cooper, “I´m Eighteen”, una oda a la adolescencia donde todos pensábamos que nos podíamos comer al Mundo pero con miedos y dudas existenciales por doquier. Una edad límite donde abríamos la puerta a una incipiente adultez empezando a dejar atrás al niño. Este tema junto con el venidero “School´s Out”, nombre del disco homónimo -incluyendo en su portada un viejo pupitre escolar de madera-, fueron dos de los mejores ejemplos que tuvo Cooper para graficar cierta reminiscencia romántica a una etapa de la vida, donde nos podíamos sentir libres de hacer lo que quisiéramos sin tener que cargar con la pesada mochila de la adultez.   


/ Tengo dieciocho / y no sé lo que quiero / dieciocho / simplemente no se lo que quiero / 
/ Tengo un cerebro de bebé y el corazón de un viejo / me tomo 18 años llegar tan lejos /
/ No siempre se de lo que estoy hablando / se siente como si estuviera viviendo en medio de la duda / 

/ Se delinean formas en mi cara y manos / se delinean formas en la izquierda y la derecha / estoy en el medio / al medio de la vida / soy un chico y soy un hombre / tengo dieciocho y me gusta / si me gusta /

“Long Way To Go”, levanta de nuevo el ritmo bien arriba con un rock de guitarras que es pura adrenalina y energía. Luego de esa tríada de temas casi unidos en concepto viene el oscuro, experimental y tribal “Black Juju” que comienza con un juego de percusiones que dan paso a unos teclados hipnóticos. Alice Cooper deja en claro lo fuerte que fue Jim Morrison -The Doors- como influencia ya que en esta canción y en venideras tienen cierta reminiscencia a canciones como “The End” o “When The Music is Over” al crear cierto relato con suspenso incluido. 

En “Is It My Body” vuelven los riffs accesibles y contagiosos convirtiendo un tema de estructura simple en una linda canción con un estribillo y unas guitarras irresistibles. “Hallowed Be My Name” no desentona dentro del disco aportando un poco más esa cuota de misterio y terror en la forma de cantar de Cooper, sin embargo funciona más como un relleno. El final son tres canciones que podrían -de hecho lo están- unidas entre sí. La primera es “Second Coming”. Con aires de misterio comienza la canción dando paso a una voz de Cooper desgarradora para culminar con un ritmo militar aportando una ambientación solemne que finaliza con un solo de piano y que abre con una melodía infantil y una voz de niño incluida el siguiente “Ballad of Dwight Fry”. Una balada de larga duración con varios cambios de ritmo y una interpretación vocal dramática excelente, cuya letra tiene esos ribetes clásicos de la prosa de Cooper donde un hombre es encerrado en un manicomio viviendo en contra de su voluntad entre cuatro paredes vestido sólo con su chaleco de fuerza blanco. El cover del tema “Sun Arise” cierra el Lp con un juego de voces y una actitud más roquera y de conjunto de grupo que la canción original.

“Love It To Death” sin dudas es uno de los mejores discos de rock de los ´70 y además fue el puntapié inicial para toda la parafernalia e imaginería de terror llevada a un escenario que serían la marca registrada de Alice Cooper y que provocaría tanta influencia en futuras agrupaciones. 

0 Response to "El Infaltable"